El embarazo y Dermatitis Atópica

Por la Dra. Carla Castro

Coordinadora de la Unidad de Dermatitis Atópica del Hospital Universitario Austral

Miembro Consejo Médico Asesor de ADAR

La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria frecuente de la piel, que afecta tanto niños como adultos, incluido un gran número de adultos en edad reproductiva y por ello puede estar presente durante el embarazo.

Puede ser un problema preexistente en estas pacientes o puede reactivarse en aquellas con antecedentes de DA que se encontraban sin síntomas de la enfermedad.

El empeoramiento de la Dermatitis Atópica se observa principalmente durante el segundo y tercer trimestre. El estrés físico y psicológico del embarazo puede agravar una DA preexistente.

Desde el punto de vista clínico, no hay diferencia entre las manifestaciones de la DA entre pacientes embarazadas y no embarazadas.

No hay evidencia de que la Dermatitis Atópica en sí misma pueda causar daño al bebé; más bien, son las complicaciones de la DA las que pueden suponer un riesgo, especialmente si la enfermedad no se encuentra correctamente controlada.

Las pacientes embarazadas tienden a reducir el uso de sus tratamientos tópicos y sistémicos durante el embarazo para evitar presuntos daños al bebé por nacer que no son reales.

Debe tenerse en cuenta que la DA no tratada pone a la madre y al bebé potencialmente en riesgo de complicaciones graves como diversas infecciones severas, exacerbación de los eccemas y puede provocar un deterioro de la calidad de vida, con aumento de la ansiedad, depresión y cambios de humor que alteran el curso del embarazo. Por este motivo es muy importante continuar los controles, recomendaciones y tratamientos indicados por los médicos especialistas también en esta etapa de la vida.

El tratamiento de las mujeres embarazadas con DA puede ser un desafío, ya que actualmente no se dispone de muchos estudios clínicos sobre sus posibles efectos secundarios de todos los medicamentos utilizados para esta enfermedad. Pero existen tratamientos que han demostrado seguridad durante esta etapa.

Los cuidados de la piel, como la higiene adecuada y la terapia emoliente básica son claves en el tratamiento. Como regla general, todos los cosméticos y cosmecéuticos, incluida la nueva categoría de «emolientes plus», se han etiquetado como seguros para ser utilizados durante este período.

La aplicación de corticoides en forma tópica representa el tratamiento de primera línea de la DA y lo es también durante el embarazo.

Si bien el uso de inhibidores de calcineurina, como el tacrolimus, no se encuentra autorizado por prospecto durante el embarazo, su utilización se justifica en base a la experiencia en el uso sistémico de inhibidores de la calcineurina por vía oral como la ciclosporina, en pacientes trasplantadas, sin haberse detectado inconvenientes en la evolución del embarazo. Por otro lado, la absorción a través de la piel de estos medicamentos es muy baja.

Diferente es la situación del crisaborole que no debe usarse durante en el embarazo ni durante la lactancia.

Antisépticos, como la clorhexidina, hipoclorito de sodio diluido (lavandina) y permanganato de potasio pueden ser utilizados si es clínicamente necesario para prevenir infecciones recurrentes, pero no como una medida general en todas las pacientes.

Las cremas con antibióticos como el ácido fusídico tópico y la mupirocina se puede utilizar para el tratamiento de áreas pequeñas de DA clínicamente infectada en mujeres embarazadas.

Como antihistamínicos, se puede utilizar loratadina preferentemente debido a la gran experiencia clínica con este producto. Los antihistamínicos sedantes deben usarse solo en indicaciones controladas.

En aquellas pacientes en las que la terapia tópica no es suficiente para controlar la enfermedad, puede utilizarse fototerapia. Tanto UVB de banda estrecha como el UVA1 están indicadas.

El uso de corticoides sistémicos durante el embarazo no ha mostrado riesgo de teratogenicidad, pero los ciclos de tratamiento repetidos pueden conducir a una disminución del peso al nacer. El uso de estos corticoides  debe ser limitado. Se puede usar prednisolona si es necesario, se recomienda evitar la dexametasona. Los períodos de tratamiento deben ser lo más cortos posible.

La Ciclosporina A se puede utilizar fuera de prospecto en mujeres embarazadas si el tratamiento tópico y las opciones de tratamiento con fototerapia fallan y existe una clara necesidad de un mejor control de la enfermedad. También puede utilizarse azatioprina si la situación lo amerita y el beneficio del tratamiento supera al riesgo.

El metotrexate y el micofenolato mofetilo están absolutamente contraindicados durante el embarazo y la lactancia.

Por la información disponible hasta el momento, ni los datos experimentales ni las consideraciones teóricas, ni los casos reportados de uso accidental durante el embarazo, hacen sospechar un riesgo teratogénico de dupilumab. Pero aún no se cuenta con autorización para utilizar este medicamento durante el embarazo.

Otro punto importante a considerar en la vacunación del niño después del nacimiento si su madre recibe terapia inmunosupresora. Se recomienda posponer la vacunación entre 2 y 3 meses, de acuerdo al tipo de vacunas, realizar la interconsulta con los médicos especialistas correspondientes. Siempre es necesario informar sobre esta situación a los médicos tratantes y al personal de salud.

En conclusión, siempre es importante realizar controles y consultas con los médicos especialistas y continuar los tratamientos según las indicaciones que ellos propongan para cuidar la salud de la mamá y el bebé.

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Adararg

Asociación Civil de Dermatitis Atópica Argentina

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